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Alfonso Baella Matto: tuvimos la mayor mortalidad de COVID por decisiones de tinte político

Publicado el 21 de julio de 2025

Por Aaron Salomón, publicado en Expreso

 

El periodista manifestó que muchos medios “se avergüenzan” del papel que cumplieron al respaldar a Martín Vizcarra y por eso no quieren investigar qué pasó en la pandemia.

 

Alfonso Baella Matto, escribiste el libro ‘En nombre de los ausentes’, dándole voz a los más de 200 mil peruanos que murieron por la mala gestión pandémica del gobierno de Martín Vizcarra.

 

Más allá de la enfermedad y de la situación sanitaria, el Perú tomó decisiones equivocadas e interesadas, con un tinte político muy acentuado, que hizo que tuviéramos la mortalidad más alta del mundo y la recesión económica más severa. Eso merece una explicación y tiene que haber un análisis amplio y certero, a fin de identificar las responsabilidades correspondientes.

 

Lo más cuestionable es que se hayan utilizado las pruebas rápidas como método de detección de la COVID-19, equiparándolas con las pruebas moleculares.

 

La cuestión con las pruebas rápidas pasa por dos aristas: la compra cuestionada y la utilización de la misma. Las pruebas rápidas son un examen de anticuerpos que, cuando uno tiene el virus activo, resulta ineficiente. Sin embargo, aquí hubo un grupo de funcionarios que buscó la forma de institucionalizar esta prueba en respuesta contraria al mundo.

 

El culpable tiene nombre y apellido: Víctor Zamora, quien, por equiparar las pruebas rápidas con las moleculares, ha sido inhabilitado por 10 años para ejercer cualquier cargo público.

 

Es algo que él no puede contradecir porque ahí están sus declaraciones públicas. Él solía defender las pruebas rápidas como equivalentes a las moleculares. Él se jactaba de ser un absoluto opositor a cualquier método supuestamente anticientífico, como el uso de ivermectina, pero decidió experimentar con pruebas rápidas, con salidas por sexos, con mascarillas de tela, etc.

 

Tú identificas, en tu libro, 10 decisiones fatales que marcaron el rubro de la tragedia nacional. ¿Cuáles fueron las más graves?

 

Dejando de lado el tema de las pruebas rápidas, está el asunto del oxígeno, que era aire que necesitaban los pulmones de las personas más vulnerables, pero no lo podían tener por un requisito legal. La gente se ha muerto por insuficiencia respiratoria, se ha muerto haciendo cola por un balón de oxígeno.

 

Sumado a ello, hubo un papel desastroso de la mayoría de la prensa, que hacía eco sin cuestionar lo que decía Martín Vizcarra. ¿Qué pasó? ¿Por qué se creyó en este presunto “papá” que nos cuidaba de la enfermedad? ¿Por el Reactiva Perú?

 

Había un apoyo férreo hacia Martín Vizcarra y sus funcionarios. Hoy creo que muchos medios se avergüenzan del papel que han cumplido en la pandemia y por eso no han tenido intención de investigar esta crisis.

 

Tras la vacancia de Martín Vizcarra, aparecieron personajes nefastos como el doctor Elmer Huerta, quien dijo que podías salir a marchar sin preocuparte de adquirir la enfermedad.

 

Podías salir a marchar, pero no podías ir a un concierto, al cine o a la playa. No tenía ningún sentido eso. Paralizaron muchas industrias por cuarentenas sin sentido.

 

Hablamos también de una vacunación tardía porque Vizcarra nunca cerró un acuerdo con Pfizer.

 

Todo el escándalo del ‘Vacunagate’ terminó resultando en nada para los peruanos, es decir, no hubo ningún contrato con Sinopharm ni adelanto de pago, más que las vacunas con las que se benefició el expresidente, su esposa y su hermano, además de las exministras Mazzetti y Astete.

 

Vacunas y no placebos.

 

La misma Universidad Cayetano Heredia aseguró que Vizcarra no fue parte en ningún momento de los ensayos clínicos, entonces, nos queda bastante claro que no fueron placebos.

 

Los adulones de Vizcarra dicen que el COVID-19 nos agarró con los pantalones abajo, pero ¿por qué fuimos el país con mayor mortandad en el mundo, si hay países con sistemas de salud peores que el nuestro? 

 

El sistema es históricamente frágil y, lamentablemente, al día de hoy, sigue siendo frágil. Con respecto a por qué tuvimos ese resultado, es por un interés absoluto por tratar la pandemia como un asunto político. El Estado hizo todo excepto proteger la vida de las personas.

 

Algunos critican al sector privado, pero representa a lo sumo el 10 % del sistema de salud.

 

Mucha gente busca, de forma interesada, criticar al sector privado, pero el Estado es quien dirige la política sanitaria. Un punto fundamental a discutir es que, si hoy llega otra pandemia, ocurriría lo mismo, y ese es el mayor temor. Vale la pena preguntarnos en qué aspectos estamos mejor que en el 2020: ¿tenemos una prensa más responsable?, ¿políticos más honestos?, ¿tenemos menos corrupción en el sector público y más ética y moral en el sector privado? Yo creo que no.

 

 

 

 

Fuente: CanalB

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