Los dos coches bomba que estallaron en la calle Tarata en Miraflores el 16 de julio de 1992 constituyen el ataque terrorista más sangriento que perpetró Sendero Luminoso en la capital peruana: 25 personas murieron, 250 fueron heridos, 360 familias resultaron damnificadas y se registraron pérdidas materiales por más de 3.1 millones de dólares.
Han pasado 29 años de este asesinato de inocentes mediante el uso de 500 kilos de dinamita combinada con nitrato de amonio, y todo fue parte del plan de Abimael Guzmán para destruir el Estado y capturar el poder.
Meses después de este atentado, Guzmán fue capturado por el GEIN, mismo grupo de inteligencia que organizó la cruzada ‘No lo hicimos en vano’ para concientizar a la población sobre las organizaciones terroristas que hoy están infiltradas en la política para hacerse del poder a través de ella.
Fuente: CanalB
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