La prueba más evidente de que tenemos un gobierno de piratas es que hace lo que le da la gana con absoluta impunidad. Es decir, prioriza lo que le interesa a los castillos, cerrones, bermejos, bellidos y demás integrantes de este bolcheviquismo criollo, cuya corrupción produce una indignación generalizada en todo el país. Sumémosle a ello la improvisación, incapacidad y estupidez de tanto ministro (más de 50 en once meses), viceministro, funcionario, asesor, etc., que, semana a semana, pone y saca esta mafia cleptómano-comunista que se aproxima a cumplir un año desgobernando esta nación. Esto arruina toda calidad de vida del ciudadano y beneficia a una pobreza que viene recobrando sitial, tras haber quedado disminuida -de 62% a 25%- entre los años 2000 a 2011. ¡Vale decir, cuando NO gobernaba la izquierda! Hoy esa miseria ha regresado triunfante, gracias a la cúpula marxista que gobierna liderada por una mafia corrupta que agudiza las contradicciones –miseria, odio, envidia, etc.- entre el pueblo, apelando a estrategias comunistas para narcotizarlo con reglas demagógicas. Como el subsidio y la satanización de quien es propietario de algo: un taxi, un piso, una mype, una gran empresa, etc. ¡A ellos les llaman explotadores! Esto aderezado con una pauperización transversal que causa gran malestar social y crispación generalizada. Como sucediera durante esos 25 años de populismo practicado por Belaunde, agudizado por el golpe militar procubano de Juan Velasco, y coronado por la gestión García I, que acabaría en violencia y, finalmente, en terrorismo.
Nuestras clases media y alta saben bien que la calaña de los actuales gobernantes es idéntica a la de quienes secuestraron a Cuba y Venezuela, usando tácticas similares. ¡Saben pues lo que les aguarda! Pero los ricachones peruanos siguen andando como borregos camino al abismo, dejándose arrear por una banda de asaltantes que se ha apropiado de nuestro país para reconvertirlo en otra republiqueta comunista. Esto que pareciese incomprensible es lo que está ocurriendo desde el 28 de julio de 2021.
¡Una falta de casta que ya viene agudizándose a lo largo de nuestra complicada historia! Pero además, lo que venimos presenciando desde el cambio de milenio es otro delirio, hacia la frivolidad, por parte de la clase adinerada peruana. Esto se asemeja mucho a una suerte de Titanic, hundiéndose repleto de peruanitos engalanados. Gente incapaz de reaccionar para salvar a su patria, al menos pronunciándose sobre el momento que está atravesando el Perú. ¡El miedo les domina! La otrora vocinglera Confiep hoy está silente. La antes rugiente Sociedad Nacional de Industria ahora calla humillantemente. La Sociedad Nacional de Minería –representante del gremio más poderoso del país- es un espectro de aquello por lo que se le conoció. Conclusión. Salvo que surta efecto este llamado de atención, para vergüenza de lo que algún día fuese la valiente clase empresarial peruana -que se enfrentara a un dictador manipulado por el comunismo, como fue Juan Velasco Alvarado, hasta conseguir relevarlo del poder- su inconducta actual quedará registrada en los anales de la negra historia de estos tiempos.
Fuente: CanalB
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