La autorización de Estados Unidos para vender 12 aviones de combate F-16 Block 70 a Perú por 3.420 millones de dólares ha provocado un terremoto político y militar en Sudamérica. Mientras en Lima el anuncio es considerado un hito en la cooperación estratégica con Washington, en Santiago surgieron cuestionamientos que van desde la preocupación por un desequilibrio militar hasta acusaciones de que Estados Unidos ha roto compromisos históricos con Chile.
El paquete aprobado por la Agencia de Cooperación para la Seguridad de la Defensa de EE. UU. contempla 10 aeronaves F-16C y 2 F-16D, equipadas con radares de última generación, sistemas electrónicos avanzados y capacidad de ataque aire-tierra de precisión. Según las autoridades estadounidenses, la venta busca reforzar la capacidad de defensa aérea de Perú y respaldar sus operaciones contra el narcotráfico y el terrorismo.
Sin embargo, en Chile la noticia no pasó inadvertida. Parlamentarios de la Comisión de Defensa pidieron la presencia de la ministra del sector en una sesión extraordinaria para evaluar la situación. Argumentan que Washington ha incumplido un entendimiento no escrito, vigente desde que Chile adquirió sus F-16 en los años 2000, en el que se evitaba transferir el mismo material bélico a países vecinos para no alterar el equilibrio regional.
Expertos militares coinciden en que la llegada de los F-16 Block 70 a Perú marca un salto cualitativo respecto a los modelos que actualmente opera Chile, muchos de ellos con más de dos décadas de servicio y sin modernización reciente. Las nuevas aeronaves peruanas integran radares más potentes, motores de última generación y sistemas electrónicos que superan ampliamente a la flota chilena, generando lo que algunos analistas denominan un “desequilibrio técnico” en la región.
De acuerdo con el balance militar 2024 del Instituto Internacional de Estudios Estratégicos, Perú se encontraba rezagado en materia de poder aéreo frente a Chile, Brasil y México. Con esta adquisición, la brecha podría reducirse significativamente y reconfigurar el mapa regional de capacidades militares, en un momento en que Santiago enfrenta críticas internas por haber retrasado la modernización de sus Fuerzas Armadas.
Fuente: CanalB
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