Por Mariella Balbi, publicado en Expreso
En un país como el nuestro, la indiferencia del gobierno y del ciudadano es moneda corriente. Nos avenimos a todo, aunque ello no signifique que seamos tolerantes. Estamos polarizados al máximo, a punto del cortocircuito. Pero no nos interesa la política, menos las elecciones (con bastante razón), ni lo que ocurre a nuestro alrededor. Solo concluimos que los políticos y el Congreso son corruptos crónicos. La delincuencia nos conmueve, pero hasta cierto punto. Si a nuestros ciudadanos los invade la apatía, aunque no el chisme y lo superficial, cómo pedirles que estén atentos a la corrupción y a lo que nos impide crecer como nación.
Ningún país sería indolente al hecho de que su jefe de inteligencia (en el Perú, la DINI) esté pronto a ser juzgado por corrupción (compras irregulares de mascarillas en la pandemia). Probablemente la población no esté al tanto, anda en lo suyo, cada uno se protege a su manera. A los medios no les interesa, no lo consideran relevante. Tampoco que el jefe de la DINI, general (r) Alejandro Oviedo, haya colaborado con Pedro Castillo y que tenga dos asesores que trabajaron con ese gobierno. El régimen actual sí lo sabe y, al parecer, el presidente interino lo permite. Posiblemente hay un pacto e intereses compartidos.
José Jerí ha convocado a funcionarios del FBI para examinar nuestra inseguridad ciudadana y supuestamente elaborar un plan. ¿Se enterarán los expertos estadounidenses de lo que ocurre en la DINI? ¿Estará presente Oviedo en las reuniones? Total, como expresa la canción: ¿a quién le importa? El régimen ya captó que con fuegos artificiales adormecen a nuestros sufridos ciudadanos. Habiendo vivido la fanfarria del plan Bratton, que fue humo, tenemos claro que aquí no pasa nada, ni con gringos, ni con Bukele, ni con nadie.
La cereza de la torta llegó ayer: la DIRINCRI, la Dirección de Investigación Criminal, fue allanada, deteniéndose a seis policías por pedir 30 mil soles de coima. La operación la hizo la Policía Anticorrupción. El presidente mete mano a un ascenso policial, fuerza la ley, el país ni se inmuta. No hay razón, nos acostumbramos a todo.
Probablemente los peruanos reirán cuando vean la publicidad de los candidatos al Congreso. Serán estrafalarios, estilo Richard Swing. Abrirse la camisa, mostrar el cuerpo parece ser algo fundamental en la política nacional. El candidato characato David Barriga reparte preservativos con su eslogan de campaña: “Barriga te protege para que no termines con barriga”. El JNE no puede hacer nada porque no hay una ley que señale que la política es algo serio, que requiere propuestas, no torsos desnudos, senos o traseros. No se trata de moralina, sino de fortalecer en algo nuestra democracia.
En la vida misma, la de todos los días, la indiferencia campea. Anteayer, en Ucayali, asesinaron a una mujer, madre de familia, de la comunidad nativa de Onconashari, por practicar brujería. No hay detenidos. El Ministerio de la Mujer y Poblaciones Vulnerables sigue indiferente. Pero a Boluarte le hicieron lío grande por la violación de niñas por sus profesores, práctica aceptada en algunas comunidades. Final, pero no finalmente, un niño muere por el ataque del perro pitbull de su padre. No es el primer caso, ni será el último. En el Perú todo se normaliza.
Fuente: CanalB
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