El Reporte

OEA, cosmetólogos de Castillo

Publicado el 06 de octubre de 2022
Fuente: EL REPORTE
 
El círculo de fuego del Ejecutivo, el presidente Pedro Castillo y su gabinete ministerial, volvió a la escena internacional. Esta vez desde Lima por medio del quincuagésimo (52°) periodo ordinario de sesiones de la Organización de Estados Americanos (OEA), que reúne a ministros de Relaciones Exteriores de todo el mundo. Este evento ya venía provocando crispación en la atmósfera política local. Desde el Congreso, por ejemplo, se extendió el temor por el discurso que daría el mandatario. Parte de la antesala también fue la zigzagueante postura que adoptó el representante de Perú en la OEA, Harold Forsyth, cuando fue consultado por las investigaciones fiscales contra el jefe de Estado. Y ya en la inauguración, el no tan sorpresivo respaldo de Luis Almagro, secretario general del organismo, al presidente. Uno de los hechos que sí llamó la atención fue la presencia audiovisual de Volodimir Zelenski, presidente de Ucrania, pero solo en la previa del encuentro oficial, y un frente que generó anticuerpos fue la colorida indumentaria —que reemplazó a la bicolor— del coro de niños que puso brevemente el fondo musical.
 
Antes de iniciada, la asamblea generó dos colisiones locales. Una del Congreso contra el presidente. El primero se mostraba escéptico por el discurso que daría el representante del Ejecutivo. Y el segundo fue intracongresal contra el presunto lobby LGTBI de la OEA: fue entre los congresistas que consideran que el género de las personas es definido por la biología (incluso llevaron un camión al Parlamento con el mensaje para enrostrárselo al organismo internacional) y otro grupo de legisladores que cree que los humanos pueden autopercibirse como quieran (imaginamos que incluso hasta en un gato). Pasadas ambas situaciones, el siguiente episodio lo protagonizó Harold Forsyth. Al ser consultado por la corrupción que estaría enquistada en Palacio, se hizo el desentendido. “Hace un frío de los diablos acá (...) Eso podemos preguntarle a Simón Bolívar (...) He venido aquí a otra tarea”. Esto fue el último 4 de octubre.
 
Ya el 5, mientras se realizaba una protesta en los exteriores del Centro de Convenciones de San Borja, el secretario de la OEA, Luis Almagro —recordado por su inestable posición frente a las dictaduras, especialmente las de Cuba y Nicaragua— inauguraba el evento. Previamente, este personaje ya había elogiado al mandatario. “El Perú puede aportar muchísimo y vimos al presidente comprometido con la mejor gestión de la agricultura”, dijo como dándole la espalda a la falta de fertilizantes en el país que compromete a los trabajadores del sector. Después de ese comentario, y como si hiciera eco del victimismo del jefe de Estado, apuntó en su discurso: “No se puede continuar excluyendo. No es momento de insistir en crear y construir narrativas de polarización y discriminación, que solo llevan a mayor violencia y que nos distraen de las labores cruciales que tenemos por delante”.
 
Luego tomó la palabra el presidente, quien radiografió su versión del país. “Hay suficiente evidencia sobre los peligros que entrañan para la estabilidad y el desarrollo de nuestras sociedades y la democracia, la concentración de la riqueza en manos de unas pocas familias, cuando millones no tienen nada”, apuntó. Mencionó que es “imprescindible desarrollar políticas de redistribución”.
 
Para el ex canciller Luis Gonzales Posada, en comunicación con un medio local, esta asamblea es "una portátil diplomática que buscar blindar al presidente Pedro Castillo". Además de considerar a Almagro "un personaje bipolar", indicó que Manuel Rodríguez Cuadros, representante del Perú ante las Naciones Unidas, "es el ideólogo del grupo" y que Harold Forsyth "es un operador político".
 
Desde el inicio de esta sesión, que llegará a su final este viernes 7 de octubre, con el respaldo incondicional de personajes de la OEA como Almagro y Forsyth, se intenta enarbolar a Pedro Castillo como una figura predominante en este hemisferio, como un presidente injustamente cercado por la oposición y la justicia. Nada más alejado de la realidad. Cuando se acabe la luna de miel, el mandatario deberá retomar la crisis política nacional que cada día engrosa más.
 
Dicho sea de paso, es una vergüenza el rol de Almagro como cosmetólogo de Castillo. Con otros países se hace el opositor a la autocracia (como con Venezuela y Nicaragua, aunque no haya logrado nada), acá es un apañador del proceso de transición a un régimen autoritario. Demasiadas flores se le han tirado a un personaje que terminará siendo infame en la historia regional.
 
 
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Fuente: CanalB

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