El Perú experimentó un cambio drástico en su desempeño económico tras la entrada en vigencia de la Constitución de 1993. Mientras que entre 1979 y 1992 —bajo la Constitución de 1979— el país registró un crecimiento económico promedio anual de 0 %, desde 1993 hasta 2024 el promedio se elevó a 4.3 % anual, ubicando al Perú como una de las economías más dinámicas de América Latina.
Este crecimiento sostenido ocurrió a pesar de los factores adversos que marcaron los últimos años, como la inestabilidad política, varios cambios en la presidencia y las graves consecuencias económicas de la pandemia. Aun en ese contexto, la economía peruana mantuvo una expansión superior al promedio regional.
El contraste con el periodo anterior es contundente, ya que el Perú pasó de ser uno de los países más rezagados de la región a posicionarse como referente de dinamismo económico. Este salto se atribuye a un entorno macroeconómico más estable, reglas de juego claras para la inversión y una mayor apertura comercial impulsada en gran medida tras la reforma constitucional.
Analistas sostienen que los resultados podrían ser incluso mejores si el país contara con una clase política más preparada, un Estado menos burocrático y una administración pública más eficiente y libre de corrupción. La experiencia peruana plantea así una interrogante sobre el potencial aún por desarrollar con reformas institucionales más profundas.
Fuente: CanalB
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