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La OEA, una organización caduca, por Juan Carlos Suttor

Publicado el 26 de octubre de 2022

Escrito por Juan Carlos Suttor


La Organización de Estados Americanos (OEA), valga la redundancia, una organización internacional panamericanista de ámbito regional y continental fue creada el 30 de abril de 1948, con el objetivo de ser un foro político para la toma de decisiones, el diálogo multilateral y la integración de América. La declaración de la organización dice que trabaja para fortalecer la paz, seguridad y consolidar la democracia, promover los derechos humanos, apoyar el desarrollo social y económico favoreciendo el crecimiento sostenible en América. En su accionar busca construir relaciones más fuertes entre las naciones y los pueblos del continente.


Lamentablemente, con el devenir del tiempo, esta organización se convirtió en una institución caduca e inservible para los fines para los cuales fue creada y se transformó en instrumento de los que quieren implantar el Socialismo del Siglo XXI, siguiendo los lineamientos del Foro de Sao Paulo y el Grupo de Puebla, muy de la mano de uno de sus brazos más importantes, la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), entidad encargada de proteger a terroristas, delincuentes, comunistas y asesinos en el continente.


En el año 2020, el Perú postuló al embajador Hugo de Zela, un hombre probo y decente, con una carrera diplomática impecable e intachable, para suceder a Luis Almagro, proponiendo, a través de una vía institucional favorable al diálogo y los consensos regionales, fortalecer la organización regional. Lamentablemente su postulación no recibió el respaldo esperado y fue retirada.


La OEA fue fundada por 20 repúblicas del continente, que nadie hubiera podido objetar. Sin embargo, entre los años 1967 y 1991, fueron incorporadas muchas republíquetas bananeras —con el perdón de sus habitantes—, como Barbados, Trinidad y Tobago, Jamaica, Granada, Surinam, Mancomunidad de Dominica, Santa Lucía y otras más, sin ningún peso específico en el continente, compradas por el petróleo que les regalaron Hugo Chávez y ahora Nicolás Maduro, y que tienen un voto tan válido como el de cualquier país fundador.


Es decir, divide y triunfarás.


Luis Almagro, uruguayo, el impresentable secretario general de esta organización, admirador de Hugo Chávez, como consta en videos y simpatizante de dictadores como Evo Morales, Nicolás Maduro, Daniel Ortega y ahora en enamoramientos con el investigado, presunto líder de una organización criminal, Pedro Castillo, hasta fue repudiado por José Mujica, expresidente de su país e izquierdista reconocido.

 

 

 

A pesar de las simpatías de este caviar, aficionado a los cocteles, a los buenos restaurantes y por supuesto, encantado con su jugoso salario, tanto Nicaragua como Venezuela, decidieron retirarse de la OEA. En el caso de Cuba, este país fue expulsado en 1962 porque "la adhesión al marxismo-leninismo es incompatible con el sistema interamericano y que el alineamiento de tal gobierno con el bloque comunista rompía la unidad y solidaridad continental". Lamentablemente, en 2009, la nación isleña fue readmitida al seno de la organización, aunque en forma parcial.

 

 


Hoy, el ciudadano Pedro Castillo, inquilino de Palacio de Gobierno, de manera desesperada acude a la OEA, invocando a la Carta Democrática Interamericana, junto con su fiel escudero, el canciller mentiroso César Landa y de nuestro despreciable lame suelas, representante ante este organismo, el embajador Harold Forsyth, afirmando que en nuestro país hay un proceso para alterar el orden y la institucionalidad democrática, orquestado principalmente por el Congreso de la República, la Fiscalía de la Nación y la prensa.


Nada más falso.


Lamentablemente, la OEA, esa desprestigiada organización, se ha unido al prosenderista Castillo y se está prestando al juego de seguir obstruyendo a la justicia. Debe quedar claro que, al presidente del Perú, como bien lo ha manifestado la Unión Naval en una carta abierta a la OEA, no se le está denunciando por razones políticas, sino por delitos graves cometidos por él y por personas de su entorno cercano y familiares, como es el de liderar una organización criminal, tráfico de influencias agravado y ser cómplice del delito contra la administración pública en la modalidad de colusión. Todas estas denuncias, enmarcadas en lo que establece nuestra Constitución Política.


Ojalá cuando llegue esta delegación, para lo cual supongo que faltan algunas semanas, en las que ya se habría podido destituir e inhabilitar, siempre constitucionalmente, a la vicepresidenta Dina Boluarte, se aboque a trabajar y reunirse con todas las instancias necesarias, es decir, Poder Ejecutivo, Poder Legislativo, Poder Judicial, Ministerio Público, Defensoría del Pueblo, Contraloría General de la República, Procuraduría General de la República, los representantes de la prensa, gremios empresariales, entre otros.


Ojalá estos pachás, pagados con los impuestos de todos los peruanos y americanos, no vengan a divertirse, a meter prostitutas en sus habitaciones de lujo, a comer en restaurantes que ya sabemos cuáles son o a tomarse todos los Pisco Sours que puedan, como suele suceder en las visitas oficiales de la OEA.


Ojalá también, los hoteles, bares, restaurantes u otros, solidariamente con el Perú y que tienen moral y ética, se pongan la bandera en el pecho y nieguen el ingreso a sus locales a todos estos indeseables que vienen a chuparnos la sangre a cambio de nada, más que plata para sus bolsillos, a costa nuestra. Es tan sencillo como decir, "las reservas están completas".


Los peruanos somos muy receptivos y amables con quienes nos visitan, pero no podemos bajar o voltear la cabeza ante esta manga de sinvergüenzas comechados. A esa gentuza le debemos todo nuestro desprecio.

 

 

 

Fuente: CanalB

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