Opinión

Brasil: la agenda pendiente; por Eduardo Salhuana

Publicado el 23 de diciembre de 2025

Por Eduardo Salhuana, expresidente del Congreso y parlamentario de Madre de Dios
Publicado en El Comercio

 

Cuando el presidente del Brasil Juscelino Kubitschek (1957-1961) imaginó la nueva capital (Brasilia) en el corazón de Sudamérica, no sospechó que luego de 65 años la mirada geopolítica ya no se dirigiría al Atlántico y Europa, sino al Pacífico, en busca de los inmensos mercados de Asia, cuya producción se desplaza de los prósperos estados sureños hacia el centro-oeste, en la frontera con el Perú y Bolivia.

 

El Perú y Brasil comparten una frontera común de 2.800 km. Ciudades como Iquitos, Manaos, Iberia, Iñapari, Asís y Brasileia, surgidas en la vorágine del oro negro del siglo XIX, mantuvieron fluido intercambio comercial. Máximo Rodríguez, cauchero español desde Iberia en Madre de Dios, exportaba arroz y frijol en batelones por el río Tahuamanu aun en 1925.

 

Hoy existen dos vías de comunicación: la Intermodal del Norte que conecta Manaos a Iquitos-Yurimaguas y por la vía Fernando Belaunde llega a puertos en el Pacífico, y la Interoceánica Sur que ingresa al Perú por Iñapari para llegar a Matarani, por la que circulan 2 millones de vehículos anuales.

 

Manaos importa 3 millones de toneladas en contenedores del Asia, principalmente componentes electrónicos usados para fabricar electrodomésticos y vehículos. Los estados de Amazonas, Acre y Rondonia constituyen un mercado de 30 millones de habitantes que requieren de la oferta agroindustrial del Perú: tubérculos, verduras, frutas, textiles y materiales de construcción; además del potencial turístico que evidenciaron los 50.000 aficionados brasileños en la final de la Copa Libertadores en Lima.

 

Brasil busca consolidar rutas competitivas al Asia. Sus puertos están al 90% de congestión y sus hidrovías tienen problemas de sequía; por eso el Perú se constituye en alternativa por su auge portuario (Callao, Chancay, Matarani), su TLC con China y 22 economías, y el tiempo: China-Brasil demora 46 días; por Perú, 35 días.

 

El Perú, con una economía abierta y con nueva legislación promotora de inversiones, requiere consolidar sus relaciones económicas y comerciales con Brasil, lo que, además, pondría en marcha la agenda amazónica pendiente en nuestro país. El ACE 58 Mercosur-Perú del 2006 se encuentra en vigor, pero el Acuerdo de Profundización Económica Perú-Brasil del 2016, ya aprobado por el Congreso brasileño, no ha sido ratificado por Perú. Requerimos tomar decisiones y actuar. El gobierno de transición del presidente José Jerí tiene la oportunidad de dar un paso histórico que movilice el entusiasmo nacional, como en su momento lo fue la construcción de Brasilia por el visionario Juscelino Kubitschek.

 

 

 

Fuente: CanalB

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