Perú lideró en 2024 el crecimiento de la inversión extranjera directa (IED) en América Latina, con un incremento de 56,7 % respecto al año anterior, según el último informe de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) titulado “La Inversión Extranjera Directa en América Latina y el Caribe 2025”.

El flujo total alcanzó los US$ 6.799 millones, superando ampliamente el promedio regional de 7,1 % y por encima de economías como México (47,9 %) y Brasil (13,8 %), mientras que Colombia y Chile registraron caídas de -15,0 % y -31,9 %, respectivamente.

El ministro de Economía y Finanzas, Raúl Pérez Reyes, destacó que estas cifras reflejan la confianza de los inversionistas internacionales en el entorno económico del país y en las políticas implementadas para garantizar estabilidad macroeconómica y reglas claras. “Este crecimiento demuestra que el Perú sigue siendo un destino atractivo para las inversiones de calidad, respaldado por una agenda de competitividad orientada al desarrollo sostenible”, afirmó el titular del MEF.

De acuerdo con el reporte, el impulso de la IED se debió principalmente a un aumento de 43 % en los aportes de capital, lo que permitió que Perú escalara al séptimo lugar como receptor de inversión extranjera en la región, dos posiciones más arriba que en 2023. La CEPAL subraya que esta evolución se dio en un contexto internacional desafiante, marcado por tensiones geopolíticas y volatilidad financiera.

En 2024, se anunciaron 81 nuevos proyectos de inversión por un valor total de US$ 10.000 millones, la cifra más alta desde el inicio de la pandemia. Entre los más relevantes se encuentran el Anillo Vial Periférico en Lima (US$ 3.400 millones), una planta de amoníaco verde con energía solar en Arequipa (US$ 2.400 millones) y la expansión de la mina Antamina en Áncash (US$ 2.000 millones). Estos proyectos se perfilan como motores clave para el empleo y el crecimiento productivo.

El Ministerio de Economía y Finanzas aseguró que seguirá promoviendo una cartera diversificada y de largo plazo que impulse la competitividad y sostenibilidad del país. La estrategia apunta a consolidar a Perú como un destino confiable y rentable para la inversión internacional, con énfasis en el crecimiento económico y el bienestar de la población.