Congresistas vuelven a rechazar una nueva moción de censura contra su presidente, presentada por legisladoras que alegaban un uso indebido de una cámara institucional en un evento político.

Con esta decisión, ya son varias las mociones descartadas en pocas semanas, lo que evidencia un creciente desgaste dentro del Parlamento. Varios congresistas insistieron en que se está usando la figura de la censura de manera reiterada por un hecho que calificaron como menor y sin impacto real en la administración del Congreso.

Los defensores del rechazo sostuvieron que no existe prueba de que el titular del Parlamento haya ordenado o autorizado el traslado del equipo, y remarcaron que la investigación interna aún está en curso. Señalaron además que la cámara utilizada no comprometió decisiones presupuestales ni un uso masivo de recursos públicos, por lo que llevar el asunto al extremo de una censura sería desproporcionado. “No podemos convertir un incidente administrativo en una crisis institucional”, expresó uno de los parlamentarios durante su intervención.

Desde la oposición se argumentó que el simple hecho de que un recurso del Congreso haya sido usado fuera de su ámbito justifica una sanción política. Sin embargo, la mayoría coincidió en que este tipo de mociones debe reservarse para casos graves o de evidente responsabilidad política, no para controversias que aún no han sido esclarecidas. Varios legisladores cuestionaron el abuso del mecanismo, advirtiendo que la censura repetida por temas menores solo genera inestabilidad y alimenta la percepción de un Parlamento concentrado en disputas internas.

El rechazo de la moción cierra, por ahora, otro capítulo en una serie de intentos de censura que se han acumulado en poco tiempo y que han restado espacio para discutir temas de fondo. Para analistas y parlamentarios, la insistencia en mociones sucesivas por incidentes de bajo impacto revela una pugna política que está deteriorando la imagen del Congreso ante la ciudadanía.