Por Francisco Calisto Giampietri, publicado en Altavoz

Esa es una pregunta que nos hacemos todos los días de Dios: si la democracia es el gobierno del pueblo, para el pueblo y por el pueblo, como dijera el gran Abraham Lincoln, ¿quién sostiene a esta señora que representa el Gobierno más impopular de la historia del Perú?… Nadie, ni el peor tirano que hemos padecido, ha llegado a los niveles de desaprobación ciudadana de la dama de Chalhuanca, ningún gobernante peruano ha sentido con más fuerza el desafecto y el rechazo de los gobernados.

Ningún Gobierno que recordemos o que consignen los libros de historia ha contradicho así el sentir popular, la opinión ciudadana, el sentido común como este, que nos impone políticas y modos de acción que fracasan todos los días y que se niegan a rectificar, porque no quieren oír ni aceptar que se equivocaron. Y por ello debemos, por el error y el desacierto defendido con furia, altanería y arrogancia, pagar una altísima cuota de sangre y dolor.

El Gobierno afincado en la casa de Pizarro y las organizaciones criminales que actúan impunemente en nuestro país, viven en simbiosis permanente. Precisando que la simbiosis es una relación estrecha y de larga duración entre dos o más organismos de diferentes especies, donde al menos uno de ellos se beneficia. Aquí se benefician todos los días los asesinos y maleantes que nos extorsionan, nos roban y nos matan, pero también una cúpula palaciega, que es capaz de darse la gran vida y gasta S/600,000 en alimentos en dos meses.

Este es un Gobierno que la mayoría tilda de corrupto, inepto e insoportable, que por medios legales y constitucionales debe concluir, porque esa es la voz del pueblo, la voz de Dios… ¡dicen!

Quienes se nieguen a escucharla son cómplices de este insoportable martirio ocasionado al pueblo peruano. ¿Será porque la vida es una falacia y justicia no hay en la tierra?… ¿Hasta cuándo tendremos que seguir así?… ¡Despierta Perú… despierta!