Fuente: EL REPORTE

El linchamiento mediático contra Keiko Fujimori durante las elecciones del 2016 fue un claro ejemplo de cómo algunos medios de comunicación pueden manipular la opinión pública en beneficio propio. El reportaje emitido en Cuarto Poder, que acusaba a Fujimori de estar involucrada en un caso de lavado de activos, resultó ser una estrategia efectiva para inclinar la balanza a favor de Pedro Pablo Kuczynski. Con las últimas revelaciones, quedó firmemente demostrado.

Como se recuerda, América Televisión y la cadena de noticias Univisión informaron que, en mayo de 2016, un mes antes de la segunda vuelta electoral, la Administración para el Control de Drogas (DEA, por sus siglas en inglés) estaba llevando a cabo una investigación contra Joaquín Ramírez, ex secretario general del partido Fuerza Popular, lo cual generó una atmósfera de sospecha en torno a Keiko Fujimori.

En ese entonces, se difundió el testimonio del piloto Jesús Vásquez, un colaborador de la DEA, quien aseguró haber grabado la supuesta afirmación de Joaquín Ramírez sobre los 15 millones de dólares entregados por Keiko Fujimori para que él los ‘lavara’ a través de la compra de grifos.

El equipo periodístico se dirigió junto al piloto a las oficinas de la DEA, donde se confirmó la existencia de la investigación, aunque el departamento gubernamental se negó a compartir más detalles.

Al ser consultado por los audios, Vásquez confesó que no los tenía, pues habría entregado todo el material al ente norteamericano. No obstante, guardó uno que no tenía nada que ver con las imputaciones a la candidata.

Siete años después, el programa dominical ‘Sin medias tintas’, conducido por Christian Hudtwalcker, consiguió los audios. La gran sorpresa fue que en este material no se demuestra que Keiko Fujimori estuviera involucrada en esta supuesta entrega de dinero ilícito. “No hay en la transcripción del audio ninguna afirmación respecto a los 15 millones de dólares que según Jesús Vásquez le habría dicho Joaquín Ramírez en su conversación”, comentó el periodista.

El programa se comunicó con Vásquez para pedirle su versión sobre la reciente información obtenida de la DEA, pero este se ratificó en el testimonio que brindó en 2016 a la prensa y a la Fiscalía en 2018."Me imagino que no soltarán todavía porque debe seguir en investigación, porque ahí había muchas propiedades que había que investigar. Lo que yo he dicho es cierto, no me voy a arriesgar a pelearme con una institución tan seria como la DEA", declaró. Sin embargo, su versión a perdido cualquier halo de credibilidad, después de publicados los audios.

Discrepancias políticas aparte, se puede coincidir con el pronunciamiento de Fuerza Popular que “el objetivo del reportaje difundido en 2016 fue dañar la candidatura de Keiko Fujimori y las legítimas aspiraciones de Fuerza Popular; además de la manifiesta intención política de influenciar al electorado en contra del fujimorismo; lo que constituyen prácticas antidemocráticas que debemos repudiar”.

Resalta que la mayoría de los medios y usuarios caviares siempre están fiscalizando minuciosamente el trabajo de medios de prensa de derecha. Cada vez que tuvieron la oportunidad de encontrar inconsistencias en el material noticioso de los medios de derecha, saltaban a acusarlos de propagar fake news. Los recuerdos más recientes que tenemos de esto se remontan a las marchas contra el presidente Manuel Merino y la campaña presidencial de 2021 donde se enfrentaron Pedro Castillo y Keiko Fujimori.

Cada vez que tienen la oportunidad, hacen fact checking de declaraciones de políticos de derecha, pero nunca se preocuparon por las barbaridades de los congresistas de Perú Libre y las otras bancadas afines. No se cuestionaron las declaraciones ni las cifras (en su mayoría falsas, engañosas y hasta descabelladas) que Pedro Castillo empleaba en sus discursos proselitistas y posteriormente en sus declaraciones como presidente. Tampoco las barbaridades que los congresistas de Perú Libre afirmaban, como por ejemplo que Pedro Castillo estuvo amenazado de muerte o dopado al momento que dio el golpe de Estado.

El periodismo es una de sus armas políticas para destruir adversarios, manipular elecciones, entre otras fechorías. Lanzar una fake news de tal calibre semanas antes de una elección descalifica todo el trabajo que hizo ese equipo de periodistas por siempre.

Por supuesto, le podemos añadir que no hay ONG’s internacionales reclamando por el ‘linchamiento mediático’ y la difamación contra Keiko Fujimori ni se denuncia un ataque sistemático bajo cualquier medio para sacarla del camino. ¿Sociedad de prensa? ¿IPYS? ¿Colegio de periodistas? Brillan por su ausencia.

La indignación selectiva queda nuevamente en evidencia. Hasta el momento ni Cuarto Poder ni Augusto Thorndike y Sol Carreño, conductores del programa cuando se emitió este reportaje, pidieron disculpas. Tampoco la directora periodística, Clara Elvira Ospina. Ya han pasado algunos días desde esta revelación. ¿Lograrán hacerlo en algún momento o simplemente esperarán que pase el tiempo hasta que la opinión pública lo olvide? El periodismo libre debe asegurarse que nadie olvide, nadie.

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