Fuente: EL REPORTE
Por cargar con urgencias sin asidero y al no encontrar respaldo por la misma razón, las protestas violentas en el Perú se fueron enfriando progresivamente. Este escenario, sin embargo, se revertiría en las próximas horas. En Puno, región aparentemente secuestrada desde el golpe de Estado de Pedro Castillo, se viene cocinando una asonada de grandes proporciones por parte de miles de aymaras que se están movilizando con la misma consigna: la renuncia de Dina Boluarte. Pero este ya no es su techo. Bajo el eslógan conminatorio “Volveremos y seremos millones”, ahora también exigen que las fuerzas del orden no ingresen a la localidad. Incluso amenazaron con una guerra civil si no se acata esta última solicitud. El panorama político nuevamente vuelve a inflamarse con esta huelga indefinida, una especie de caballo de Troya para permitir la toma del poder una vez más de la izquierda tras el fracaso del clan chotano.
A la tranquilidad nacional tras la venida a menos de las protestas violentas le llegó la fecha de expiración. Aymaras de 13 provincias de Puno salieron por las calles de Juliaca desde este último lunes 20 de enero para exigir la dimisión de Dina Boluarte a la investidura presidencial y que, como consecuencia, se convoque a un nuevo adelanto de elecciones. Esta movilización representa la reanudación de una huelga indefinida, la misma que vino perdiendo terreno tras más de dos meses provocando caos en distintas partes del Perú. En estas filas incluso algunos consideran que debería liberarse al golpista Pedro Castillo para que vuelva a ser el jefe de Estado. Así de surreal son las convicciones de estas agrupaciones.
Pese a que algunos participantes en esta marcha vienen enarbolando una supuesta postura pacifista, sus arengas delatan cuáles son sus verdaderas intenciones. Una de estas reza: “Si no hay solución, segundo aymarazo”. Y es que el trasfondo es operar bajo las líneas de la congresista Sigrid Bazán, quien señaló que las manifestaciones sin muertes no calan, no alcanzan la atención del Estado. Este llamado a la inmolación, aún teniendo peticiones inconstitucionales, los habría empujado a amenazar con una “guerra civil”. La advertencia es porque, según señalan los aymaras, no quieren ver a las Fuerzas Armadas tratando de restablecer el orden en Puno.
Varios medios de comunicación alineados ideológicamente, tanto a escala nacional como internacional, tanto en impreso como en redes sociales, han venido reivindicando estas movilizaciones, lo cual evidencia que esta futura asonada viene teniendo previamente un espaldarazo de quienes deberían ser los distribuidores de la verdad.
Algunos congresistas también vienen su venia a esta manifestación. Uno de estos es Flavio Cruz Mamani, de Perú Libre, quien tuiteó: "El aparente debilitamiento de las protestas en Puno fueron desvirtuados hoy con la movilización del Sur concentrados en la plaza principal, las imágenes valen por más de mil palabras. Algunos no quieren entender que este es un proceso que tal vez recién empieza, pero desde Puno".
Lo más peligroso, hasta el momento, es la amenaza mayor de estos grupos aymaras. Han anunciado que si su movilización en Puno no tiene el efecto esperado, van a venir a la capital para ejecutar la Toma de Lima 2. La primera, que fue el pasado 19 de enero, fue el paneo de una larga secuencia de violentistas en las calles. En esta segunda edición, sin embargo, no podrían llegar hasta su objetivo porque el Centro Histórico de Lima fue declarado zona intangible. Solo esperamos que la mandataria no los invite a tomar este último bastión “pacíficamente”.
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Fuente: CanalB
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