La inversión en minería en el Perú se ha venido reduciendo sostenidamente, y según información del Ministerio de Energía y Minas está en su menor nivel en los últimos 15 años.

Se trata de las cifras más bajas de dinero usado para la construcción de minas nuevas y para la expansión de minas antiguas, lo cual es preocupante para especialistas en Finanzas como el economista Alberto Arispe, quien sostiene que sin minas nuevas no puede crecer la producción, ni el empleo, ni reducirse la pobreza en el país.

Una de las principales causas de este suceso sería la pérdida de atractivo para los inversionistas, por lo que no se trata de la falta de recursos mineros ni de capital humano especializado en el sector, sino de fallas del Estado y la sociedad.

Estas son: inestabilidad política, un modelo económico que no es neoliberal, oposición de pueblos a la minería, un Estado que no ejerce el principio de autoridad, entre otros.