Según Elizabeth Añaños, exviceministra de Vivienda y Urbanismo, el presidente Pedro Castillo habría conformado un grupo en las sombras encargado de atender las más grandes licitaciones del Estado.

El mismo habría estado conformado por los empresarios más cercanos al presidente, tal es el caso de Alejandro Sánchez Sánchez, dueño de la famosa casa en el jirón Sarratea, Abel Cabrera, financista de la campaña presidencial de Castillo, y José Nenil Medina, alcalde de Anguía.

Añaños reveló que estas personas se hicieron pasar por agentes de seguridad para que ella les presente una lista de propuestas de obras públicas desde su sector, donde ya había renunciado, pero continuaba laborando porque el entonces ministro Geiner Alvarado no había aceptado su dimisión.

En total eran 327 proyectos de obras en construcción y saneamiento, para los que se requería un presupuesto superior a los dos mil millones de soles, los cuales fueron presentados en un encuentro en el distrito de Surquillo.