Lima fue identificada como la ciudad más congestionada de América Latina según un estudio de la Asociación Automotriz del Perú, que revela que, durante las horas punta, los vehículos avanzan a una velocidad promedio de 14,2 km/h.
La capital peruana incluso aparece en el séptimo lugar mundial en niveles de tráfico, de acuerdo con datos complementarios de TomTom, y en jornadas especialmente complicadas la velocidad puede caer a 12 km/h. Este panorama supera a ciudades reconocidas por su caótico tránsito, como Ciudad de México, Bogotá y Santiago de Chile.
El impacto económico del tráfico es uno de los más elevados de la región. La Asociación para el Fomento de la Infraestructura Nacional estima que las pérdidas anuales superan los S/ 27.600 millones, equivalentes al 2,6% del Producto Bruto Interno. Según especialistas, el problema es estructural y se ha visto agravado por la falta de continuidad en las políticas públicas: en casi tres décadas, el país ha tenido 27 ministros de Transportes sin avances sostenidos en proyectos clave como el Metro de Lima.
En puntos críticos, como el cruce de las avenidas Abancay y Miguel Grau, los vehículos apenas avanzan a 10 km/h, mientras que rutas como Javier Prado y la Panamericana Norte muestran un flujo vehicular reducido durante casi todo el día. Muchos peatones afirmaron que prefieren caminar ante lo lento que se vuelve llegar a sus destinos en transporte motorizado. La infraestructura actual no responde al crecimiento del parque automotor, y la informalidad en el transporte agrava los cuellos de botella.
Autoridades del sector advierten que corredores de buses que comparten vía con autos particulares pierden su funcionalidad y que proyectos como la Vía Expresa Sur permanecen incompletos o mal señalizados. La demora en la Línea 2 del Metro está vinculada, entre otros factores, a problemas en los procesos de expropiación. A esto se suma un sistema de multas que, pese a ser elevado, tiene baja fiscalización, lo que genera impunidad y falta de orden en las vías.
Conductores entrevistados relataron que entre las 7 y 9 de la noche se produce el mayor embotellamiento, y que recorrer cinco kilómetros por las mañanas puede tomar más de una hora. Frente a este escenario, especialistas plantean que la movilidad urbana debe ser tratada como una política de Estado, con acciones inmediatas como la implementación de semáforos inteligentes y la ejecución de proyectos a través de convenios gobierno a gobierno, advirtiendo que la inacción afecta la calidad de vida, la economía y los compromisos ambientales del país.
Fuente: CanalB
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