En la temporada más alta para el turismo, Petro-Perú anunció un potencial desabastecimiento de combustible para operaciones aéreas por diez días, lo que ocasionaría la suspensión de miles de vuelos aéreos.

Los principales destinos que se verían afectados serían el Cusco y las playas del Norte, así como Tarapoto, Cajamarca, Trujillo, Chiclayo y Ayacucho, donde cada turista peruano gasta un promedio de 500 dólares en restaurantes, alojamiento, transportes, entre otros.

Si bien la razón de la falta de combustible es la aparición de oleajes anómalos en los puertos para su descarga, diversos representantes de gremios turísticos y de transporte aéreo cuestionaron que la empresa estatal no haya tomado las precauciones del caso.

Este hecho se suma a la tacha que le hizo los Estados Unidos al turismo en el Perú, la huelga de controladores aéreos, el cierre de carreteras, los problemas y tardanza en la emisión de pasaportes, los paros y la inestabilidad política.